Muchos recordamos el famoso concurso de TVE «El Precio Justo» presentado en sus inicios por Joaquín Prat. «Al inicio del programa son nueve concursantes los que intervienen en las pujas, seis de ellos participaran en los juegos principales y sólo dos llegarán al Escaparate Final en el que se siempre habrá un premio de alto valor. La regla de oro que deben cumplir los concursantes para hacerse con el escaparate es acertar o acercarse al precio del premio, sin rebasarlo. Quién dé la cifra más cercana será quién gane» (tomado de Wikipedia).
Escribo este post pues el pasado viernes charlaba con un Directivo acerca del mundo de las bonificaciones de la Fundación Tripartita. En un momento de la conversación esta persona tocó el tema del precio de los servicios de gestión de las bonificaciones por formación. Me comentaba que la fórmula de pagar un porcentaje de la cantidad bonificada le parecía una fórmula justa. Su razonamiento era que «parece justo que alguien me cobre más si ‘me saca más’ (bonificación)» …..
¿podría usted lector o lectora de éste blog decirme el precio justo, sin pasarse, de la bonificación de éste magnífico curso presencial de nivel básico, de 10 horas de duración, finalizado por 5 participantes que le muestran nuestras bellas azafatas? …
… ¡A JUGAAAAR !!!
El directivo del que les hablo hubiera quedado eliminado del juego de El Precio Justo. El creía (erróneamente) que el proveedor gestor de su bonificación tiene la capacidad de obtener más o menos dinero, de influir en la cantidad bonificada. Y no es cierto, o al menos no es cierto si el proveedor trabaja de modo honesto.
Veamos. La bonificación máxima teórica de un curso depende de tres variables: la modalidad de la formación (presencia básica, presencia avanzada, distancia, teleformación o mixta), la duración en horas de la formación y el número de participantes que finalicen el curso. Ninguno de estos parámetros es «modificable» por la acción del gestor de la bonificación, por su «buen hacer», pues los cursos son como son, duran lo que duran y los finalizan los que asisten. Si el proveedor es honesto no podrá hacer nada por variar esos valores. Si el proveedor es un trilero llamará curso avanzado al que es básico, te recomendará que añadas firmas fantasma a la hoja de asistencia o te aconsejará que aumentes artificialmente la duración del curso.
En definitiva, la premisa básica «el que te gestiona el FORCEM te puede conseguir más o menos dinero» es falsa. Y no solo eso: suponga dos cursos idénticos en modalidad y alumnos en el que uno dura 10 horas y el otro 20 horas. Si la bonificación máxima del primero es X la del segundo será el dobre, 2X. Si aceptas pagar a tu proveedor un % de esa bonificación TU PAGARÁS por la gestión del segundo curso EL DOBLE que por la del primero PERO TU PROVEEDOR HA TRABAJADO EXACTAMENTE LO MISMO, solo que en lugar de poner un 10 en la casilla de duración del curso puso un 20. Repito la frase:
TU PAGARÁS EL DOBLE, PERO TU PROVEEDOR HA TRABAJADO EXACTAMENTE LO MISMO
Que tu proveedor trabaje lo mismo y tú pagues el doble ¿te parece «El Precio Justo»?
2 comentarios
13 octubre 2009 a 19:23
Alberto
Interesante apreciación Jose Carlos, ese es el caballo de batalla con las empresas, hay los que prefieren pagar por porcentaje, si bien creo que lo más justo es cobrar por alumno, partiendo de un mínimo, ya que el trabajo para bonificar un alumno o 5 alumnos es casi el mismo, lo mejor sería hacer un escalado, por ejemplo:
1 alumno: 100 euros
2 alumnos: 120 euros
3 alumos: 130euros…
Auqneu esto tiene un problema, ya que los costes de organización no pueden superar el 25% de los costes de impartición, y si la cantidad bonificable es pequeña a lo mejor tus costes están por encima del 25%
Como buen gallego diría que depende, jejejeje, para cursos pequeños habría que ver caso a caso
Un saludo
13 octubre 2009 a 23:50
bonificate
Gracias por tu intervención Alberto. Discrepo de que lo más justo sea cobrar por alumno. El coste en el que nosotros incurrimos es totalmente independiente del número de alumnos, claro que esto depende de si se trabaja de modo manual o automatizado. Ninguna fórmula de precio variable me parece justa vista desde la óptica del cliente. Tampoco creo que de una imagen de seguridad el que la conclusión sea que el precio «depende». Lo siento Alberto. Si no sabemos cómo se deben cobrar nuestros servicios tenemos un grave problema.