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Tomado de Flickr bajo Licencia CC autor DaniGold
A algunos de los lectores les ha resultado cómico el punto de vista que ofrecí en el anterior post. Alguno me ha confesado que lo usó en una reunión en su empresa como forma de «acercamiento crítico a nuestro sistema de formación«. Que conste que la empresa donde trabaja esta persona podría darnos clases a todos nosotros de buenas prácticas de formación. Son un ejemplo y un modelo (quizá lo sean porque se auto-cuestionan ….). Que conste también que no estoy haciendo la pelota ya que ni son mis clientes ni hemos iniciado contactos para que lo sean. Pero les conozco bien.
El caso es que somos cada vez más personas que estamos en la línea de hacer una autocrítica de nosotros mismos como profesionales y de nuestra profesión. Por eso me planteo ¿qué pasaría si los directores de formación y los consultores de formación hablaran como médicos?. Quizá podríamos escuchar cosas de este estilo:
«No es necesario que usted haga ninguna prueba diagnóstica, doctor, nosotros ya lo hemos hecho. Bueno, a nuestro modo, ya sabe, pues aquí los enfermos son distintas a lo que hay fuera, son muy particulares«.
«Mire doctor, a este enfermo no hay más que verle la cara para saber lo que le pasa; para ahorrar tiempo le digo lo que debe aparecer en el informe de parasitología microbiológica y en el de ITU de etiología fúngica«.
«Este enfermo aún no está diagnosticado de nada. Pero no importa, necesito un informe clínico en el que me diga qué tratamientos podemos aplicarle, su coste y el tiempo de hospitalización requerido. El tratamiento debe estar personalizado al máximo. Ah!! muy importante incluya en el informe qué tratamientos son los que más aplican el resto de hospitales de nuestro perfil, ¡no podemos dejar de hacer lo que hacen los demás!«.
«Me parece un magnífico tratamiento contra el asma de Paquito. El tratamiento que usted me propone es la inhalación de 200 microgramos de salbutamol cada 6 horas y lo vemos muy acertado. Ahora bien, cuando se lo administremos a Paquito estarán presentes el resto de compañeros, a ver si algún otro ‘inspira’ esa fina niebla de medicamento, que falta les hace«.
«Doctor todos nosotros tenemos gripe A, pero en lugar de tratarnos a todos, me trata usted a mi con cuarto y mitad de vacuna y yo aplico el tratamiento a todos los compañeros«.
«El valor añadido de nuestro tratamiento contra el cáncer de páncreas es que se lo puede deducir en su declaración de la renta«.
«Nuestro equipo de neurocirujanos le acompaña en su proceso de sanación, y serán su partner estratégico en el proceso de optimización de sus enfermos«.
«Porque hablamos el lenguaje de nuestros clientes ponemos a su disposición nuestro sistema de Ph-metría exofágica de 24 horas, nuestra histeroscopia, Nefelometría, y nuestro holster todo ellos para la correcta gestión de los Dos fenotipos disfuncionales como son el Pi*Pittsburgh y el Pi*F«.
Las frases textuales en el ámbito de la formación son:
«No es necesario hacer un diagnóstico de necesidades de formación. Nosotros a nuestro modo ya lo hemos hecho. Además nuestro personal y nuestro sector son muy particulares y resultaría difícil para ustedes que son de fuera».
«Sé que usted viene porque mi jefe le ha contratado para hacernos un diagnóstico de necesidades de formación. Como yo sé lo que le pasa a cada uno de mis hombres yo le digo lo que debe poner en su informe».
«Aún no tenemos la detección de necesidades para este año. Para ir avanzando me puede preparar una propuesta de formación que tenga en cuenta las particularidades que le he contado de nuestra empresa. Quiero que los cursos sean adaptados a nuestra empresa y a nuestra cultura. Y como ustedes están en contacto con otras empresas incluya cursos que usted vea que les piden en otros sitios«.
«Su propuesta de trabajo para que Fulanito aprenda a dirigir proyectos nos ha gustado mucho. Vamos a aprovechar y que asista todo el departamento, a ver si alguno más aprende algo que falta les hace».
«En lugar de dar el curso a todos los auditores de calidad, usted me da a mí las nociones durante cuatro horas y luego yo imparto el curso al resto».
«El valor añadido de nuestro cursos es que son 100% gratis si se los bonifica a través del FORCEM» .
«Nuestro equipo de consultores son expertos en el acompañamiento durante el proceso de formación continua pues somos su partner estratégico en el desarrollo de su capital humano»
«Hablamos el lenguaje de nuestros clientes ….. y más adelante …. nuestra metodología QRTT queda intrínsecamente validada por los ROI obtenidos de los servicios temporales aplicados en los procesos de partenariado con nuestros clientes»
Las dos últimas frases las he desvirtuado para que no las localicéis con el buscador de internet.
En fin, nos ganamos a pulso gran cantidad de comentarios críticos hacia la Función de los RRHH. Tanto los responsables de formación como los consultores. La Función formación tiene un trabajo muy sencillo de explicar: lograr que las personas sepan hacer su trabajo. Saber, querer y poder son los tres ingrediente que se combinan para que cualquier profesional haga las tareas que se le han encargado. Nadie hará un trabajo o una tarea que no pueda, no sepa o no quiera hacer.
La Formación (en el amplio sentido de la palabra, es decir, entendida como desarrollo del capacidad de una persona) es la herramienta que ayuda en el saber y algo en el poder. Seguiremos desarrollando estos conceptos.

Tomada de Flickr bajo licencia CC autor " kozumel ".
¿Nunca han sentido curiosidad por saber qué espera conseguir un paciente que está recibiendo tratamiento en un hospital? Parece que es obvio ¿no?. Básicamente prevenir, diagnosticar o curar una enfermedad o bien paliar los efectos de dicha enfermedad.
Pero imaginen que preguntamos a una serie de pacientes cuáles son expectativas respecto del hospital y de las pruebas y tratamientos a los que se va a someter. Imaginen que esos pacientes actuaran y se expresaran como en ocasiones lo hacen los alumnos y alumnas de los cursos de formación. Probablemente les escucharíamos algo parecido a las siguientes afirmaciones:
¿Que qué espero de mi ingreso y estancia en el Hospital? Espero que sea ameno, pasarlo bien y el contacto con los otros enfermos, que hay pocas ocasiones de coincidir”.
«Sanar. Estando en un hospital uno siempre sana algo».
“Mmmmm ¿Mi expectativa sobre mi ingreso en el hospital…?: ninguna porque yo nunca he sido diagnosticado de nada pero hace una hora me han avisado de que tenía que venir a ingresar hoy a las nueve y cuarto, y por eso he llegado tarde”.
“Vengo al hospital porque mi médico tiene que cumplir un objetivo de vacunaciones por persona. Como se acaba el año y yo era la que más desahogada estaba, y el resto de vacunas no me gustaban, he venido a vacunarme de meningitis”.
“En realidad no tengo problemas de deplección parcial del colesterol hepático pero el nombre del principio activo – inhibidores de la HMGCoA-reductasa – me hizo sentir curiosidad y me lo estoy tomando ”.
¿Simpático, desconcertante, cómico, subrealista? ¿Qué opinaríamos de los Responsables Sanitarios? ¿Qué opinaríamos de los propios «pacientes»? ¿Qué opinaríamos de la gestión del gasto sanitario?
Las frases anteriores no las he recogido en el ámbito médico. Es evidente. Están inspiradas en declaraciones de participanes en cursos y talleres de formación que yo he impartido. Es lo que han manifestado como expectativa ante el curso al que asisten. Son declaracines sobre qué es lo que esperan de la formación. Hablo de cursos de formación continua en empresas, no hablo de la formación universitaria ni la formación profesional. Las frases originales fueron éstas:
“En realidad en mi puesto no uso – este curso – pero lo vi anunciado y el título me hizo sentir curiosidad a ver de qué va”.
«Aprender. Siempre se aprende algo».
“Espero que sea ameno, pasarlo bien y el contacto con los compañeros que hay pocas ocasiones de coincidir”.
“Mi expectativa: aprender algo que me permita mejorar”.
“Ninguna porque mi jefe me ha avisado de que tenía que venir a este curso hoy a las nueve y cuarto, por eso he llegado tarde”.
“Vengo porque mi departamento tiene que cumplir un objetivo de horas de formación por persona y como se acaba el año y yo era la que más desahogada estaba y el resto de cursos no me gustaban…”.
Hace unas semanas uno de los lectores me proponía escribir acerca del motivo por el cual resulta difícil establecer objetivos de formación. Pretendo iniciar este análisis retomando este antiguo post, el cual ilustra bastante bien el «desperdicio» que a veces supone la formación mal identificada, mal diseñada, mal comunicada a sus destinatarios o mal impartida.
Les invito a que me sigan en los sucesivos artículos en los que relataré mi experiencia y mi opinión al respecto.
El problema es que la mayor parte de la gente no sabe redactar correctamente objetivos de formación. Parece un tema sin importancia, pero si no queda claro el resultado final es muy complicado medir si has llegado al resultado, del ROI de la formación ni hablamos.
Buceo por internet y encuentro que una empresa que se jacta de llevar en el mercado de la formación desde hace 15 años propone, como objetivo de un curso de excel, lo siguiente:
«El objetivo del curso es dar a conocer las herramientas Excel para crear y modificar hojas de cálculo. Al finalizar el curso el alumno será capaz de manejar sin dificultad una importante cantidad de datos y de operaciones.»
(He modificado el literal del enunciado para evitaros la tentación de usar los buscadores a ver de quién hablo).
Esto es imposible de medir e imposible de trasladar a euros el retorno de la inversión en formación (de hecho en parte expresa el objetivo del formador o formadora y no del alumnado). Quizá, como hace unas semanas escuché en un taller, el problema está en hablar de objetivode formación. El ponente proponía hablar de «resultado» de la formación y no de objetivo. Según él, la palabra objetivo nos induce a pensar en términos vagos e imprecisos, mientras que la palabra resultadonos induce a pensar en cosas concretas. Un objetivo es la cinta de llegada de una carrera vista desde la salida. Una meta es la visualización de la llegada vista desde la propia llegada.
Efectivamente, un objetivo de formación debe venir expresado en términos del resultado observable, que cabe esperar en la persona participante como consecuencia de la formación, y teniendo en cuenta los medios reales y las situaciones concretas en que dicha persona trabajará. Para ello se recomienda expresar el objetivo mediante el siguiente esquema:
«Al final de la formación el alumnado será capaz de HACER QUÉ, CON QUÉ ELEMENTOS, EN QUÉ CONDICIONES Y CON QUÉ NIVEL DE ACIERTO«.
Por ejemplo: «Al final de la formación el participante será capaz, a partir de una tabla excel de dos columnas dada, de obtener por pantalla un gráfico de líneas con dichos datos o con un rango de los mismos y las leyendas asociadas a ambos ejes, en menos de 15 minutos y sin errores«.
Ya lo sé: me vais a decir que esto es sencillo en temas asociados al manejo de herramientas o metodologías, pero que es muy difícil aplicarlo a temas como el liderazgo, la comunicación y en general a las habilidades interpersonales. Bien te reto a que respondas de modo claro, observable y exacto ¿a qué se refiere el concepto liderazgo en tu compañía?.
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